“Yoga no se trata de felicidad sino de honestidad” Que frase! Pensé apenas la leí y despertó en mí muchos interrogantes.

La pregunta que más surgía era: ¿de qué se trata la honestidad en nuestra práctica?

Por empezar empecé a observar una dirección más clara, porque la honestidad se trata de vernos tal cual somos.

Y esta honestidad empieza apenas desenrollamos el mat y observamos porque estamos practicando ese día.

Muchas veces reconozco, en mi caso, que lo hago desde la pura mecanicidad, un paso más dentro de mi día, pero con esta frase resonando en la mente como un mantra, se desactiva ese patrón de mecanismo establecido y empieza a abrirse un espacio nuevo.

Observar que va pasando en nuestros cuerpos y nuestras mentes es imprescindible para empezar a develar si estamos siendo honestos con nosotros mismos.

Uno de los primeros signos de falta de honestidad es querer entrar a toda costa en una postura que ese día nuestro cuerpo no puede recibir con plenitud, creo que lo más interesante es visualizar en ese momento la dirección de la mente que quiere controlar, para dejar que los espacios más cerrados comiencen a abrirse.

La mente tan acostumbrada a catalogar y juzgar, cuando se silencia y aquieta, nos permite entender que la mayor ventaja que tenemos es poder ir llevando el cuerpo lentamente hacia el asana dejando que la energía del presente nos encuentre justamente donde debemos estar.

¿Y porqué no se trata de felicidad y sí de honestidad? Creo que es porque la honestidad de vernos, reconocernos impermanentes en la práctica, es lo que va a ir abriendo las puertas de la felicidad.

Al aceptarnos tal cual estamos cada día despertamos en nosotros Santosha, contentamiento, que no es otra cosa que la felicidad de Ser sin aparentar.

Podemos recibir así plenamente todo lo que se presente, ajustes, indicaciones y por sobre todo la maravillosa energía que se despliega cada vez que practicamos.

La falta de honestidad es muy palpable cuando resistimos los ajustes amorosos de nuestro profesor que está observando lo que realmente puede ayudarnos en ese día en particular.

Y como siempre decimos esta honestidad se va a ir a abriendo paso en nuestro día a día permitiéndonos tener relaciones más sanas, amorosas y auténticas.

Que la honestidad sea en nosotros un espacio más de reflexión y presencia.

Namasté

Publicado por Claudia Sanchez para  luleå mindful athleta