Muchas veces se nos olvida el poder de la intención, ese espacio donde la mente crea y el corazón lo vuelve realidad.

Así nació la idea de viajar a India. Mi primer viaje surgió como consecuencia de un accidente en la ruta que me llevó a plantearme como estaba orientando mi vida. En esos momentos tendía a postergar mis sueños, siempre pensando que tenía que llegar un momento más propicio.

Pero Dios, en su infinita bondad, me hizo mirar que podía llevarme en cualquier momento de la vida y así en un par de meses organicé viaje y partí a India, un lugar que representaba yoga en todo su esplendor, o por lo menos eso es lo que creía.

India me tomó por sorpresa, ruido, colores, estímulos por donde mirara, todo eso que había imaginado se presentaba a través del caos. Y en ese lugar tan impredecible para mis costumbres empecé cada vez más a sentir miedo, un miedo que no sabía definir.

Y cuanto más me adentraba en esa tierra donde no tenía lugar a donde aferrarme, ese miedo que había estado guardado durante tanto tiempo dentro de mí, tomó una consistencia tan real como mi propio cuerpo.

No me daba tregua, me arrinconaba en todos los espacios, era temor a desaparecer, mi propia impermanencia por fin se mostraba cruda y feroz. Pero un día recorriendo y con el temor a flor de piel solté la idea del control y me entregué simplemente a lo que era, un alma viajera y agradecí la posibilidad que me daba la vida de simplemente entregarme a lo que estaba previsto y esa energía de sostén traspasó y aligeró mi corazón.

Y hablo del poder de la intención, porque a mi vuelta a Buenos Aires, todos esos sueños latentes comenzaron a hacerse realidad y a florecer.

Y uno de ellos, que es mi vuelta a India, empezó a tomar forma en mi mente y a manifestarse en charlas con mis alumnos que empezaron a interesarse en conocer esa tierra.

Uno a uno fui tejiendo las formas para que este viaje, que vamos a concretar en enero de 2018, sea una realidad.

Agradezco infinitamente a los que confían en mí para iniciar esta travesía, porque este viaje no es solo para conocer las bellezas de India, sino para reencontrarnos desde ese lugar de amor que somos.

No dejen de soñar. Namasté