Cuando llegamos por primera vez a nuestra clase de  yoga lo primero en lo que nos fijamos es en nuestro profesor.
A veces llegamos por recomendación de otros alumnos y algunas veces nuestra cita es a ciegas.
En cualquiera de los dos casos estamos llenos de expectativas, acostumbrados a que alguien o algo pueda responder todas nuestras preguntas.
Y acá es cuando tenemos que empezar a afinar nuestra percepción para entender que nuestros profes también están transitando un camino de autoconocimiento.
Esto es muy importante a la hora de entender de que en más de una ocasión pueden no tener repuestas para los interrogantes que empiezan a surgir cuando vamos limpiando nuestra casa interna.
En general ellos van trazando un camino que nos invita a entrar en los espacios más oscuros para poder traer luz a nuestras vidas.
Pero esto no significa que puedan transitar nuestro propio recorrido, por lo que nos puede parecer que a veces la respuesta o el silencio que nos regalan no son del todo correctos para nosotros.
Y eso tiene que ver también con la forma en que encaramos nuestra vida.
Muchas veces podemos sentirnos súper identificados con la mirada sobre algún tema y otras veces simplemente sentirnos decepcionados porque pusimos muchas expectativas en ese, que en definitiva es otro.
Por supuesto que tienen mayor camino recorrido en algunos aspectos que tienen que ver especialmente con las posturas, ejercicios de respiración y meditación y es interesante poder encontrar puntos de contacto con nuestra propia experiencia, pero creo que lo mejor es no poner todas las expectativas sobre ellos porque ahí es cuando perdemos el foco y podemos sentirnos confundidos y hasta algunas veces molestos.
Es el profe! Como no va a saber?
Los profes somos también buscadores y como tales tenemos nuestros altibajos, buceamos en nuestro interior tratando de conectar con lo profundo cumpliendo nuestro dharma de la mejor manera posible.
Por eso tenemos que mirarlos también como a un compañero que pone toda su energía para que la transformación sea desde la Unidad y el conjunto.
En definitiva la mejor guía, en algunas ocasiones, es escuchar atentamente la dirección que nuestro corazón nos propone, que en unión con la guía amorosa de nuestros profesores nos van a ir llevando a un espacio de mayor claridad y comprensión profunda.

A practicar entonces, Namasté!

Publicado por Claudia Sánchez para  luleå mindful athleta