Cuando tu calma me envuelve todo se hace luz y resplandece.
En el aquí y el ahora te encuentro transmutando cada partícula de mi cuerpo, alma y mente.
Tu melodía impregna mi corazón y la dulzura me invade y me traspasa alejando la oscuridad.
Siento tu presencia a cada paso, en los gestos de mis hermanos, en la luz del amanecer, en el desconsuelo y la alegría, en la paz y la tormenta.
Y reconozco que encontrarte resulta más facil de lo esperado, porque nunca estuvimos separados, sino que vibramos juntos una y otra vez.
Y cuanto más me alejo, más te acercas, sin soltarme, cuidando que mi vuelo pueda ser reaprendido.
Diriges mi mirada hacia mi interior para que vuelva a reconocerme, infinita, luminosa, sin ataduras, libre como me creaste.
Tus pasos y tus manos allanan mi camino y tus colores iluminan mis ojos y mi espíritu.
Siento este tímido despertar y te doy las gracias por descorrer el velo con tu paciencia infinita.
Que el amor me encuentre siempre pronta y pueda entregarlo en tu nombre ahora, a cada instante.
Yo soy tu camino y tu eres mi guía.
Claudia